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Ocurrió en la ciudad de Santa Fe e involucró al chofer de la línea 4, quien le impidió el ascenso. Hubo lesionados y quedó detenido.
Un vendedor ambulante protagonizó destrozos y lesiones tras una fuerte discusión seguida de una pelea con un colectivero en la ciudad de Santa Fe. Todo comenzó a raíz de que el chofer intentó impedir el ascenso del vendedor informal a un interno de la línea 4. Quedó detenido tras ser retenido por pasajeros y transeúntes. El colectivero aseguró que no es la primera vez que pasa.
La situación tuvo lugar en las inmediaciones de Obispo Gelabert y Rivadavia, en una zona reconocida como la Recoleta santafesina, donde el agresor también destrozó los vidrios del ómnibus tras arrojar un ladrillo. Pero previo a eso, lastimó la mano del conductor e hirió de forma leve a un pasajero de la unidad hasta que al descender lo retuvieron hasta quedar detenido por el 911.
Además, la ventanilla del lado del chofer y una parte de la puerta quedaron destruidas. «Pero por suerte el ladrillo que rompió la ventanilla del conductor pasó de largo y no me golpeó ni a mí ni a nadie dentro de la unidad», confirmó.
En declaraciones a radio FM UNO, el chofer quien contó: «Llegué a Obispo y Rivadavia y había un vendedor ambulante en la parada y se quiso subir, pero como le dije que no podía subirse a vender porque estaba prohibido, se puso agresivo, empezó a tirarme primero con las masitas que vendía, después empezó a patear la puerta, encontró un ladrillo y comenzó a arrojarlo contra las ventanillas. Uno de los pasajeros resultó herido y yo tengo la mano cortada».
Agregó además que la pelea no quedó ahí: «Fue en busca de otra cosa, encontró una botella y cuando volvía para donde estaba el colectivo, un grupo de personas lo agarraron y lo mantuvieron en el lugar hasta que llegó la policía, que finalmente lo detuvo».
En cuanto a cómo se encontraron los pasajeros manifestó: «Estaba llena la unidad y la gente comenzó a ponerse nerviosa frente a la actitud del hombre y más aún después que comenzó a tirar elementos contra el coche».
«Frente a estas situaciones nos sentimos un poco desprotegidos, porque cuando uno les dice de buena manera que no se pueden subir, se ponen violentos. No es la primera vez en el tiempo que hago esto que me pasa algo así. Además no es solo en el centro, es de la misma manera en todos lados», concluyó.